Las aerolineas europeas que ofrecen vuelos por centavos, basan sus finanzas en el principio de que ese precio no incluye nada y que todo se factura aparte. Mi vuelo Madrid Dublin de hoy habia costado 10 euros, pero se molestaron en enviarme un mail recordandome que no estaba permitido llevar equipaje con esa tarifa. Y que podría llevar conmigo un unico bolso de mano, que cumpliera determinadas medidas tan exiguas como para entrar "cómodamente" en un canasto estándar que dispondrían al efecto, y cuyo peso total no superara los 6 kilos. Lo demás sería extra, y desde ya que el equivalente a varios pasajes. Haciendo todas las maniobras posibles, mi mochila aún pesaba 12 kilos, hubiera podido contener el canasto de suerte o verdad completo en su interior y yo llevaba en una mano una bolsa de dimensiones considerables y todavía en la otra mano portaba mi computadora. Resignado me encaminaba al check-in desk temiendo ya cuánto me harían oblar por semejante exceso y cuantos días de ayudo habría de hacer para compensarlo. Cuando al acercarme poco a poco al mostrador escuché el improbable acento argentino del dependiente, supe que el destino una vez más me había sonreído.
miércoles, 16 de abril de 2008
A veces cuando pienso que todo está perdido
Publicado por Ezequiel a las 1:59
Etiquetas: Cosas que me pasan de verdad verdadera, Crónicas de viaje
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2 personas opinaron sin que les pregunten:
De estar pensando que te romperian el culo, a tener culo. Eso si que es fortuna!! Y yo aca viendo la pelicula hungara mas lenta que exista en el mundo. Bafici es barato, al menos.
Uno siempre se queja de encontrar argentinos en cada rincón del planeta.
Pero cuando sucede algo así, no damos cuenta de que la ubicación del rincón juega un papel relevante.
Aguante la nostalgia y camaradería criolla!
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