martes, 6 de mayo de 2008

Algunos comentarios odiosos al pasar, de entre los muchos que tengo sueltos en mi cabeza.

¿Hay alguien a quien le gusten esos patéticos disfrazados de Mozart en Austria (o de legionarios en Roma, o de umbanda en Salvador, o de tanguero en Buenos Aires o de Bere’ber en Marrakech o de mariachi en México). Yo no los soporto. En Teherán se disfrazarán de terrorista suicida para atraer a los turistas?

Supongo que en cualquier rincón del mundo habrá un tarado dispuesto a meter su cara de nabo en un agujero en un biombo pintado y sacarse una foto pretendiendo ser María Antonieta, San Jorge o Billy the Kid.

Otras cosas que odio cuando viajo, además de los tarados con disfraz.

Los tarados con disfraz. No es un error, es que los odio doble.

Las estafadoras casas de cambio de los aeropuertos.

Los fabulosos descuentos para ciudadanos de la UE, estudiantes o under 26, y todas sus combinaciones.

Las remeras que dicen: “alguien que me quiere mucho fue a Porongolandia/Porongoland/Porongoburg y me trajo esta remera.”

Los guías turísticos que caminan con un paraguas cerrado alzado, para que los oligofrénicos que los siguen no se pierdan.

Los oligofrénicos mencionados supra.

Los complicadísimos vericuetos de los prefijos telefónicos, con los infaltables 0 intermedios que se adicionan y se suprimen según el clima, la hora del día o si la llamada corresponde a ocio o trabajo.

Los portadores de teléfonos móviles que no te saben decir su número o qué digitos debe uno agregar o suprimir.

La ausencia de teléfonos públicos que funcionen a monedas.

Y last but not least [nota sólo para usuarios de redes de hospitalidad: Los hosts reacios a darte anticipadamente su dirección o un punto fijo de encuentro, y te dejan por todo dato para encontrarlos un número telefónico que por supuesto: carece de (o tiene en exceso) los prefijos y/o sujifos necesarios para llamarlo desde un teléfono público o celular extranjero.pertenece a un teléfono móvil, el cual como corresponde permanece apagado en horas de trabajo, estudio o descanso, es decir casi todo el día. Carece de crédito en su cuenta, lo que lo imposibilita de recibir llamadas de teléfonos públicos o celulares extranjeros o de responder mensajes, manteniéndolo a uno en la ignorancia de si los mismos fueron recibidos. Y cuando finalmente se establece la comunicación, y en esa llamada de 65 euros el minuto (es un decir) con pésima calidad de sonido pretenden explicarte cómo llegar a su casa o punto de encuentro elegido, que resulta estar a dos líneas de metro, una de tranvía y un bus de donde uno se encuentra, para luego notar que si uno hubiera tenido la dirección esa mañana cuando llegó a la ciudad, al mirar el mapa hubiera encontrado que estaba a 4 cuadras. Fin nota exclusiva ]

7 personas opinaron sin que les pregunten:

crónicasdeunalente dijo...

Bueno, yo tambien detesto alguna de esas cosas, pero prefiero el silencio porque el pasado me condena.
1)Me saque una foto poniendo la cabeza en el unico muñeco (duende) gratis que vi: En el museo de la ciudad de Bs As.
2)Mi croata es guia y en vez de con un paraguas, va con un girasol, y yo la quiero igual.
3) Con mozart nunca me saque una foto, pero podriamos proponer que en la ciudad donde nacio Van Gogh se disfracen de el y se corten una oreja, asi lo disfrutamos. O en Grecia, que se disfracen de Edipo, se sacan fotos con todas las madres y se pinchen los ojos.
Muy bueno tu relato, y Praga?

Pillow_of_Winds dijo...

Epa! Qué post feliz!

Unknown dijo...

Que liiindo viajar, no? :)

Leila dijo...

El intolerante de siempre...despues me decis a mi

Unknown dijo...

Aca tenes una respuesta de tu sobrina.
http://www.fotolog.com/tutegui/35949668

p dijo...

este post te merece tanto...

me encantó.

Evelyn Spalding dijo...

Adhiero a tu lista de odios y podría agregar muchísimos más, pero mejor no porque después me tildan de mala onda...