Munich es una ciudad muy turísticamente prolija, donde la gente se la pasa tomando y tomando y tomando como esponjas, las cervezas se sirven en vasos de litro que se rellenan con frecuencia acompañados de comidas de extravagante grasitud, lo que me provocó por momentos la sensación de estar perdido en un banquete decadente e incluso me llevó a la reflexión, sin duda equivocada, de que la situación privilegiada de la que gozan los países centrales es más obra de la casualidad, o de otros factores cualesquiera, que del mérito de sus habitantes.
miércoles, 4 de junio de 2008
Munich, ciudad cerveza
Publicado por Ezequiel a las 7:55
Etiquetas: Cosas que el resto del mundo adora, Crónicas de viaje, De repente se me ocurre pensar que
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