Escribo esto todavía en confuso estado de duermevela por temor a que mi llegada al mundo de los despiertos borre definitiva e irreversiblemente tan práctica invención, ya que en sueños he concebido un accesorio más que adecuado a los tiempos que corren: se trata de un materializador de recuerdos apócrifos. Si bien el diseño del device requiere todavia cierto pulimento, consiste a grandes rasgos en que, al figurarse el interesado en la mente una anécdota falsa, o por no ser tan duros simplemente apócrifa (pero de acaecimiento posible), se conecta uno este implemento, el que a su vez va conectado a la computadora, y sin necesidad de redondear en su mente la idea, el artefacto lo convierte en una imagen (u otro medio de demostración virtual) que acredite la existencia del suceso, en formato digital, de modo que ya puede el interesado uplodear tal imagen a su página personal, fotolog, blog o feisbuc. Culminado este proceso, la anécdota es ya a todos los efectos real como la que más.
Redunda decir que todos los amigos del creativo memorioso, que ostentan una condición de realidad equivalente, podrían dejar en esos mismos espacios sus comentarios, pues recordarán de inmediato haber sido parte de tal ya pretérito suceso.